La resistencia antimicrobiana (RAM) es una gran amenaza para la salud mundial ya que pone en peligro la capacidad de tratamiento de muchas enfermedades infecciosas, especialmente bacterianas, haciendo riesgosas y costosas muchas de las intervenciones en salud. Este fenómeno no sólo afecta la salud humana, sino también a la salud animal, la agricultura y el medio ambiente, siendo un problema complejo y de raíces multifactoriales.
El uso inapropiado e indiscriminado de los antimicrobianos es uno de los factores principales que contribuyen a la emergencia y diseminación de bacterias resistentes a los antibióticos. En la 68° Asamblea Mundial de la Salud, se aprobó un plan de acción mundial para combatir la RAM, respaldado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), y que bajo el concepto de UNA SALUD fomenta prácticas que eviten la generación de bacterias resistentes a los antimicrobianos.
Uno de los pilares del plan de acción mundial contra la RAM, es la vigilancia de la resistencia antimicrobiana, la cual permite obtener una visión general de una región o país, especialmente frente a bacterias y mecanismos de resistencia de potencial epidémico y antimicrobianos críticos o prioritarios, para en análisis situacional y el establecimiento de estrategias de salud pública que ayuden a la contención de la diseminación de la RAM.