GESTIÓN DE ELEMENTOS DE PROTECCIÓN PERSONAL: ¿DEBE SER DISTINTA EN PANDEMIA?
Autor:
Patricio Miranda Astorga
Jefe Departamento Salud Ocupacional
Instituto de Salud Pública de Chile
La protección de los trabajadores contra las enfermedades y accidentes relacionados con el trabajo forma parte del mandato histórico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Las enfermedades y los incidentes no deben ir asociados con el puesto de trabajo ni tampoco la pobreza puede justificar que se ignore la seguridad y la salud de los trabajadores. La finalidad primordial de la OIT es promover oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. Esta finalidad se ha resumido en el concepto «trabajo decente». Trabajo decente significa trabajo seguro. Y el trabajo seguro es también un factor positivo para la productividad y el desarrollo económico.
La gestión de prevención de riesgos profesionales en nuestro país, ha evolucionado desde una orientación basada en planes y programas según tipo de riesgo, hacia la sistematización de las acciones mediante el establecimiento y mantención de Sistemas de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), cuyo objetivo principal es la eliminación, disminución o el control de la ocurrencia de las contingencias cubiertas por la Ley N° 16.744, esto es, de los accidentes del trabajo y de las enfermedades profesionales.
El efecto positivo resultante de la introducción de los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo (SST) en el nivel de la organización, tanto respecto a la reducción de los peligros y los riesgos como a la productividad, es ahora reconocido por los gobiernos, los empleadores y los trabajadores.
En nuestro país, a raíz de la promulgación de la Ley 20.123 en el año 2006, se modifica la ley N° 16.744 mediante el Artículo 7°, incorporándose a continuación del artículo 66, el artículo 66 bis, en el cual se señala expresamente que los empleadores que contraten o subcontraten con otros la realización de una obra, faena o servicios propios de su giro, deberán vigilar el cumplimiento por parte de dichos contratistas o subcontratistas de la normativa relativa a higiene y seguridad, debiendo para ello implementar un sistema de gestión de la seguridad y salud en el trabajo para todos los trabajadores involucrados, cualquiera sea su dependencia, cuando en su conjunto agrupen a más de 50 trabajadores. Una década más tarde, esta gestión sistematizada se ve reforzada por la promulgación de la Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, en septiembre de 2016, la cual fue construida por empleadores, trabajadores y gobierno, la que beneficia al país y a los trabajadores dependientes e independientes, públicos y privados.
Según la Nota Técnica de Prevención N° 899 del INSHT de España, “Establecer” implica un nivel de permanencia, y el sistema no debería considerarse establecido hasta que todos sus elementos se hayan implementado de forma evidenciable y cuando se aplica correctamente de manera sistemática por sus usuarios, generando los beneficios esperados, tanto a nivel de resultados derivados de la propia actividad, como de satisfacción de sus usuarios y demás personal implicado. Por otra parte, señalan que “Mantener” implica que una vez establecido el sistema, éste sigue funcionando correctamente, lo que requiere de un esfuerzo activo por parte de la organización, requiriendo de un programa de mantenimiento para que todo funcione con un nivel óptimo de respuesta, y más, cuando se trata de comportamientos y actitudes, como es el caso de la prevención de accidentes y enfermedades laborales.
Por ejemplo, un procedimiento de investigación de enfermedades profesionales estaría debidamente implantado, cuando además de estar contribuyendo a la reducción de los índices de siniestralidad de la organización, está logrando que las enfermedades laborales típicas generadas no se repitan, al haberse extraído un buen aprendizaje de los mismos, y además, los miembros de la organización, hayan sufrido o no enfermedades, confíen en los beneficios derivados de investigarlas todas cuando ocurran.
Esto implica un nivel de madurez elevado por parte de las organizaciones en lo referido a la gestión de prevención de los riegos profesionales en sus lugares de trabajo, lo que para el caso de las enfermedades infectocontagiosas significa un desafío aún mayor, porque no siempre es clara la relación de causalidad laboral en todas las ocupaciones, debido al componente de transmisión comunitaria de ellas.
Una adecuada gestión sistematizada de prevención de Infecciones Asociadas a la Atención de Salud (IAAS), en todo tipo de establecimientos de salud, debería contar con las correspondientes etapas de planificación, implementación, verificación, actuación y mejoramiento continuo (ciclo PDCA), componentes ineludibles de un robusto sistema de gestión. El Ciclo PDCA (o círculo de Deming), es la sistemática más usada para implantar un sistema de mejora continua cuyo principal objetivo es la autoevaluación, destacando los puntos fuertes que hay que tratar de mantener y las áreas de mejora en las que se deberá actuar. El ciclo PDCA de mejora continua lo componen cuatro etapas cíclicas de forma que una vez acabada la etapa final se debe volver a la primera y repetir el ciclo de nuevo. De esta forma las actividades son reevaluadas periódicamente para incorporar nuevas mejoras.
Independiente de la referencia normativa que se utilice, nacional o internacional, como ser OHSAS 18001:2007, ISO 45001:2018, Directrices de la OIT, etc., los principales requisitos para establecer y mantener un SST en la organización, que permita contribuir a la reducción de los peligros y los riesgos inherentes a la presencia de agentes que entrañan el riesgo de enfermedades profesionales, los podemos resumir en los siguientes:
- Política en materia de SST.
- Participación de los Trabajadores.
- Competencia y Capacitación.
- Documentación del SST.
- Comunicación.
- Planificación, desarrollo y aplicación del Sistema.
- Objetivos en materias de SST.
- Identificación de peligros, evaluación de riesgos, determinación de medidas de control según una jerarquía.
- Gestión del cambio.
- Prevención, preparación y respuesta respecto de situaciones de emergencia.
- Adquisiciones. Contratación.
- Supervisión y medición de los resultados.
- Investigación de las enfermedades, dolencias e incidentes relacionados con el trabajo y su efecto en la seguridad y la salud.
- Auditoría.
- Revisión por la Dirección.
- Acciones en pro de mejoras.
Sobre el proceso de identificación de peligros, evaluación de riesgos y determinación de medidas de control, las salidas más importantes de éste la constituyen la Matriz de Riesgos y el Programa de Gestión. Este último, debe considerar principalmente las medidas de control específicas; los recursos a utilizar teniendo en cuenta, por ejemplo, tanto los aspectos económicos como los recursos humanos necesarios; la definición de cada uno de los responsables de la implementación de las medidas; y de gran importancia, resulta la estipulación del plazo de implementación.
Durante una pandemia por un virus respiratorio, se puede esperar la transmisión del virus desde los pacientes a los trabajadores en los establecimientos de salud, y de los clientes/usuarios a los empleados en los centros de trabajo en general y viceversa. Respecto de las medidas de control propiamente tales, a nivel internacional se reconoce la estrategia de implementación de ellas de acuerdo a la denominada Jerarquía de Controles, la que según OSHA considera diversos tipos de medidas, las que desde las más efectivas hasta las menos efectivas se encuentran las siguientes: Eliminación/Sustitución; Controles de Ingeniería; Controles Administrativos; Prácticas de Trabajo y el Equipo de Protección Personal.
Desde la óptica de la “gestión de la Salud Ocupacional en terreno”, es factible señalar que la mayor parte de las veces se deben usar una combinación de estos métodos de control. Además, con cada tipo de medida, hay ventajas y desventajas cuando se considera su facilidad de implementación, eficacia y costo.
La Eliminación del Peligro es la medida de control ideal, no cabe duda. En su defecto, sustituir el peligro por otro tipo puede ser una alternativa razonable. Entre otros ejemplos figuran los siguientes:
- Trabajadores de mayor edad, dada su mayor vulnerabilidad, deberían laborar desde el hogar siempre que la labor lo permita, con lo que se evita la probabilidad de contagio en el traslado hacia y desde el trabajo (principalmente en el transporte público), y el asociado al lugar de trabajo.
- Mujeres embarazadas, trabajadores con enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes mellitus, obesidad, hipertensión arterial, cardiopatías, etc), no deberían laborar en el lugar de trabajo habitual. Idealmente, deben efectuar las actividades ocupacionales desde sus hogares.
Los Controles de Ingeniería son los que requieren hacer cambios al lugar de trabajo y pueden ser soluciones muy eficaces porque permiten reducir los riesgos inherentes al mismo y no dependen del comportamiento del trabajador o del cliente. Entre otros ejemplos, figuran los siguientes:
- Instalar barreras físicas, como los protectores de plástico transparente contra tos y estornudos.
- Cuando sea factible de implementar, usar ventilación de presión negativa para procedimientos médicos que generen aerosoles, en los establecimientos de salud.
Los Controles Administrativos se orientan a reducir al mínimo la exposición a los riesgos en el centro de trabajo. Entre otros ejemplos figuran los siguientes:
- Formular prácticas para reducir al mínimo el contacto directo entre trabajadores, como el uso extensivo de correo electrónico, sitios en la Red y teleconferencias.
- Cuando sea posible, alentar la adopción de flexibilidad en la organización del trabajo, como los horarios flexibles (horarios segregados de entrada y salida) para reducir el número de trabajadores que tengan que estar en el sitio de trabajo a una hora o lugar específico.
- Turnos de trabajo alternados y/o distintos, para evitar juntar a grupos de trabajadores, en el caso de que exista un brote.
- Reducir el número de personas durante la hora de colación o almuerzo, estableciendo horarios diferidos de almuerzo para evitar aglomeraciones. Al momento de almorzar, al no estar usando la protección personal, aumenta el riesgo de contagio.
- Diseñar comunicaciones basadas en la Internet, si es factible. Mantener un foro para aclarar las preocupaciones de los trabajadores.
- Cuando no sea posible reemplazar la reunión presencial por medios electrónicos:
- Reducir el número de personas.
- Organizarla para que los asistentes estén al menos a 1 metro de distancia entre sí.
- Contar con acceso a lavado de manos, o en su defecto, solución de alcohol gel.
- Conservar los nombres, RUT y teléfono de los participantes durante al menos 1 mes.
- Limpiar el lugar donde se desarrolló la reunión después de concretada.
- Evitar disponer de alimentos y bebestibles durante la reunión.
Las Prácticas de Trabajo son procedimientos para un trabajo seguro y correcto que se usan para reducir el tiempo, frecuencia o intensidad de exposición a un riesgo. Entre otros ejemplos figuran los siguientes:
- Proporcionar recursos y un ámbito de trabajo que promueva la higiene personal e infraestructura. Por ejemplo, que no haya que tocarlos (no se debe saludar con la mano o dar besos o cualquier otra forma de contacto físico), provisión de agua y jabón para el lavado frecuente de las manos, disponer de solución de alcohol gel para los trabajadores que no tienen acceso a lavado de manos con agua y jabón de manera frecuente, desinfectantes y toallas desechables para la limpieza de las superficies de trabajo y objetos en forma regular (escritorios, mesas, teléfonos, teclados, casilleros, dispensadores de agua, manillas de las puertas y ventanas, entre otros), realizar limpieza de casino y comedor posterior al uso de estos, reforzar la higiene de los baños con el fin de evitar la presencia de residuos de orina, heces y otros fluidos corporales.
- Proporcionar a los trabajadores material actualizado de enseñanza y entrenamiento en factores de riesgo de enfermedad, y enseñarles comportamientos apropiados para protegerse, por ejemplo, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar (con el antebrazo, o utilizando un pañuelo desechable); evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos, no compartir artículos de higiene y de alimentación, mantener ambientes limpios y ventilados, y cuidado apropiado del Elemento de Protección Personal (EPP). Muy importante: no compartir los EPP, estos son de uso personal y exclusivo de los trabajadores que lo requieran.
- Proporcionar materiales de enseñanza y entrenamiento en un formato fácil de entender y en el idioma y nivel educacional apropiados para todos los empleados.
- Diseñar procedimientos para reducir al mínimo los contactos entre trabajadores y entre estos y los clientes, respetando siempre el distanciamiento físico (de 1 metro de distancia como mínimo)
Por último, pero no menos importante, el Elemento de Protección Personal es necesario para reducir el riesgo residual, es decir, de aquel que persiste luego de haberse implementado todas las demás categorías de medidas de control descritas previamente.
Gestión de Prevención en los Funcionarios de la Salud
Un colectivo de trabajadores con elevado riesgo de exposición, tanto en el plano local como internacional, ha sido el de los funcionarios de la salud que atienden en forma directa a casos sospechosos o confirmados de COVID-19, para los cuales el Ministerio de Salud definió la adopción de diversas líneas de acción, entre las cuales se encuentran las recomendaciones de protección para el equipo de salud.
Es así como, en el Ord. B51 N° 276, de fecha 30 de enero de 2020, “Actualización de alerta y refuerzo de vigilancia epidemiológica ante brote de 2019n-CoV”, se definió que todo el personal de salud cumpliera con las precauciones estándares y adicionales de contacto y gotitas, debiéndose actualizar la capacitación y práctica sobre higiene de manos y uso de equipo de protección personal / barrera (EPP), en el personal profesional y no profesional que trabaje en todos los servicios de atención de urgencia, incluyendo al personal de aseo. Estos últimos, recibieron además capacitación en aseo y desinfección de superficies clínicas.
Durante esta pandemia, un tipo específico de EPP de tipo respiratorio (EPR), ha cobrado elevada significancia. Específicamente, se trata de las “mascarillas autofiltrantes desechables” del tipo y eficiencia de filtración N95 o equivalente. Su importancia radica, en que se ha definido su utilización en aquellas actividades que conllevan un mayor riesgo de infección del personal de salud. Se trata de los procedimientos médicos generadores de aerosoles (intubación traqueal, ventilación mecánica no invasiva, traqueotomía, aspiración abierta de la vía aérea y ventilación manual antes de la intubación, entre otras).
Por ser un importante concepto, se refuerza que; si un EPP se usa correctamente, puede ayudar a prevenir algunas exposiciones, debiendo quedar muy claro que, para fortalecer la gestión de prevención, debe usarse en conjunto con otras medidas, por ejemplo, los controles de ingeniería, la higiene respiratoria, la higiene de las manos, la protección de mucosa oronasal y conjuntival, la desinfección de las superficies de trabajo (de contacto habitual) y el distanciamiento físico, principalmente.
Asociada a esta característica especial de transmisión de las partículas virales, a través de aerosoles, es necesario recordar la importancia que el EPR sea:
- Seleccionado en función del riesgo para el trabajador.
- Ajustado correctamente.
- Usado de manera concienzuda y correcta.
- Mantenido y reemplazado en conformidad con las especificaciones del fabricante.
- Quitado y desechado de manera apropiada para evitar contaminarse uno mismo, a los demás o al ambiente, y
- Si fuera reutilizable, quitárselo, limpiarlo y guardarlo en la forma debida.
Para conocer más antecedentes sobre la selección y control de equipos de protección respiratoria, es factible acceder a un documento de referencia específico, desarrollado por el Departamento de Salud Ocupacional del ISP, presente en la web de nuestra institución, haciendo CLICK AQUÍ.
Ahora bien, un aspecto central de la gestión en los establecimientos de salud, ha sido la evaluación y aseguramiento de la disponibilidad de los EPR, tanto en cantidad suficiente como en características requeridas durante el procedimiento de atención.
Sobre este punto, podemos señalar que el Departamento de Salud Ocupacional del Instituto de Salud Pública de Chile, ha participado en diversas iniciativas nacionales cuyo objetivo ha sido asegurar el acceso a los EPR antes señalados, debido a que durante un periodo de tiempo existió una escasez mundial y nacional de éstos.
Entre las iniciativas apoyadas por el ISP, podemos mencionar las siguientes:
- Emisión de Resoluciones de Incorporación Provisional al Registro de Fabricantes e Importadores de EPP, de mascarillas autofiltrantes desechables presentadas a postulación por la CENABAST. Pueden observarse esas resoluciones en la página web del ISP, haciendo CLICK AQUÍ.
- Apoyo a la producción nacional de EPR del tipo mascarilla autofiltrante desechable, y de respiradores de medio rostro con filtros intercambiables, además de otros dispositivos para COVID-19: pantallas faciales, mascarillas quirúrgicas, ropa de trabajo (delantal o bata de manga larga). Cabe mencionar, que esta iniciativa ha sido liderada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
- Desarrollo e implementación de los ensayos más importantes para verificar la calidad de los EPR de producción nacional, principalmente. Es así, como el ISP dispone en la actualidad de los siguientes ensayos:
- ficiencia de filtración de los EPR. - Resistencia a la inhalación de los EPR.
- Resistencia a la exhalación de los EPR.
- Test de ajuste de los EPR (éste responde a un desarrollo previo).
Principales Aprendizajes
El COVID-19 en particular, y todo agente biológico que entrañe el riesgo de enfermedad profesional, debe ser considerado como un riesgo más a ser incorporado en el Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo, de las instituciones y empresas.
Las matrices de riesgo y los programas de gestión, deben considerar este peligro y el riesgo asociado dentro de la gestión habitual de prevención de riesgos profesionales. Para evitar que en futuras pandemias de este tipo, causadas por agentes virales, se interrumpa o ponga en riesgo el acceso a los Elementos de Protección Personal:
- Las organizaciones deberían comenzar ahora a hacer planes de continuidad para hacer frente a una pandemia, que permita contar con los recursos suficientes, considerando además actividades de capacitación de los empleados orientadas a realizar un entrenamiento adecuado en los puestos de trabajo, que les permita conocer, entender y aplicar correctamente estas medidas de control y prevención.
- Evaluar la pertinencia y factibilidad de continuar la producción nacional de EPP de tipo respiratorios (EPR), en el contexto de probables iniciativas, públicas y privadas, sobre esta materia.
- Se debería complementar la normativa nacional, a través del desarrollo de una Norma Chilena específica, que permita la existencia de entidades que certifiquen la calidad de los EPR en nuestro país, debido a que hoy se debe validar la certificación extranjera de las mascarillas autofiltrantes desechables a través del Registro de Fabricantes e Importadores de EPP, que administra el ISP, con las dificultades del caso cuando en el nivel internacional se suspenden o retrasan tales certificaciones debido a la Emergencia Sanitaria global (situación que se vio agravada en nuestro país con los problemas en el transporte y disponibilidad).
- Se debería mantener en el ISP, la capacidad de ensayo de las propiedades fundamentales de los EPR, mediante la presentación de un proyecto de expansión que permita dejar capacidad instalada en dependencias del Laboratorio de la Sección EPP para efectuar la evaluación de la eficiencia de filtración y respirabilidad principalmente, con fines de estudio, investigación aplicada, tecnovigilancia y generación de referencia técnica nacional.
- Una planificación apropiada les permitirá a los empleadores proteger mejor a sus empleados y prepararse para los cambios en los patrones del comercio, así como las posibles interrupciones en existencias o servicios. Todo esto, bajo el alero del Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo de las empresas e instituciones, para cuyo desarrollo deben estar debidamente asesorados por los Organismos Administradores de la Ley 16.744.
En conclusión,
- Si logramos materializar estos y otros aprendizajes, la gestión de los Elementos de Protección Personal no debería ser distinta en situaciones de Emergencia Sanitaria, bajo el alero de un Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo, siendo indispensable tener en cuenta que siempre va a existir un aumento exponencial de la demanda de este tipo de EPP, para lo cual se deberían desarrollar modelamientos matemáticos que permitan definir las necesidades en los distintos lugares y puestos de trabajo donde deber ser utilizados, a partir de los datos e información recabados durante la presente pandemia por COVID-19.
Para finalizar, y con el objetivo de reforzar lo señalado en la presente editorial, se incorpora una reflexión realizada por un alto directivo de un Organismo Administrador de la Ley 16.744 de nuestro país, sobre esta materia:
…..” Las empresas tienen una estructura de gestión de riesgos y gestionar riesgos es algo nativo en las empresas. Lo importante es que consideren al COVID-19 como un riesgo más, pero, recomienden esto de una manera extendida, es decir, consideren no solamente que las personas se pueden infectar en el trabajo, donde hay que implementar los protocolos que se conocen, sino que también se pueden contagiar en el trayecto al trabajo o en su propia casa “…… lo que ha sido señalado recientemente por el Dr. Héctor Jaramillo, Gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de la Mutual de Seguridad.
Fuente: https://www.emol.com
Bibliografía
- OIT 2001, Directrices relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo.
- Ley 16.744, Ministerio del Trabajo y Previsión Social, 1968, que establece normas sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.
- Ley 20.123, Ministerio del Trabajo y Previsión Social, 2006, que regula el Trabajo en Régimen de Subcontratación, el Funcionamiento de las Empresas de Servicios Transitorios y el Contrato de Trabajo de Servicios Transitorios.
- INSTITUTO NACIONAL DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO, Nota Técnica de Prevención N° 899, 2011, “OHSAS 18001. Sistemas de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo: Implantación (II)”
- OHSAS 18001:2007 sistemas de gestión de la seguridad y salud en el trabajo
- ISO 45001:2018 seguridad y salud en el trabajo.
- Departamento del Trabajo de Estados Unidos. Occupational Safety & Health Administration (OSHA). Hojas de Datos, Lo Que Pueden Hacer los Patrones para Proteger a los Trabajadores Contra la Gripe Pandémica.
- OSHA. Publicación No. 3364, 2009, Guía sobre la Preparación de los Lugares de Trabajo para una Pandemia de Gripe.
- MINSAL. Ord. B51 N° 276, de fecha 30 de enero de 2020, “Actualización de alerta y refuerzo de vigilancia epidemiológica ante brote de 2019n-CoV”.
- MINSAL. Recomendaciones de actuación en los lugares de trabajo en el contexto covid-19 (excluye establecimientos de salud). Fase 4. Abril de 2020.
El Departamento Salud Ocupacional del Instituto de Salud Pública de Chile, también contribuye como referente técnico, en la realización de actividades conducentes a mejorar el bienestar de la población. Podrá encontrar información detallada de sus funciones y de las actividades que realiza en el siguiente link: http://www.ispch.cl/saludocupacional.
A las personas interesadas en recibir este boletín informativo gratuito, pueden enviar un correo a saludocupacional@ispch.cl, pidiendo la inscripción al boletín REDSOCHI. Si desea dejar de recibirlo, de igual manera solicitar su desadscripción.
|