En la fase inicial la sintomatología típica de la rabia es cambio de conducta, luego según la sintomatología neurológica predominante se distinguen dos formas de presentación: la rabia furiosa que se presenta con síntomas de excitación y agitación, el animal se vuelve peligrosamente agresivo y la paralítica o muda que se presenta con síntomas predominantemente paralíticos. En la fase final sobreviene parálisis de las extremidades, parálisis general y la muerte. En caso de sospecha de esta enfermedad el animal deberá ser examinado por un médico veterinario o por la autoridad sanitaria respectiva, quien determinará la realización del diagnóstico de rabia en el ISP. En animales de granja, como caballos, vacunos y ovejas, se pueden presentar automutilaciones, fotofobia, convulsiones y parálisis. Los animales silvestres, pierden el temor natural a los demás animales y al hombre. La enfermedad sigue evolucionando hasta la parálisis progresiva, que produce la muerte. No obstante, en algunos casos, los animales pueden morir rápidamente, sin mostrar signos clínicos importantes. Aunque los signos clínicos pueden orientar al diagnóstico, la confirmación diagnóstica es a través de exámenes de laboratorio.

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