El año 1991, los Ministros de Salud de seis países del Cono Sur, incluido Chile, se comprometieron a realizar acciones para lograr interrumpir la transmisión vectorial y transfusional de la enfermedad de Chagas. Todas las acciones realizadas dieron sus frutos y desde 1999 en el país se encuentra certificada la interrupción de la transmisión por medio del vector (“vinchuca”), pero no libre de su presencia, lo cual obliga a mantener la vigilancia entomológica y tomar las precauciones antes mencionadas. Además, todas las unidades de sangre y sus derivados transfundidos en el país, solo son utilizadas cuando se comprueba que están libres de la posibilidad de transmitir la enfermedad.

Parasitologia Enfermedad de Chagas