Instituto de Salud Pública

El 90 por ciento de los casos de cáncer gástrico son causados por la bacteria  Helicobacter pylori, y en un porcentaje relativamente menor, por mutaciones de algunos genes, principalmente los descritos en cáncer del tipo hereditario familiar.

Sin embargo, se reconoce que ésta es una enfermedad multifactorial, que puede tener aspectos importantes desde el punto de vista de la dieta, pero también, de los posibles genes que pueden ir mutando en el transcurso de la enfermedad.

“Esto porque está establecido que la bacteria Helicobacter pylori está permanentemente mediando alteraciones de procesos intracelulares de las células epiteliales del estómago y provocando mutaciones en ellas, aunque no hay estudios  que cuantifiquen la importancia del hecho. No obstante eso, está reportado que la bacteria es capaz de inducir mutaciones” detalló el Dr. Venegas.

El cáncer gástrico en Chile, en tanto, afecta más a los hombres con una tasa de 40 por 100 mil habitantes, en circunstancias que la tasa media en la población chilena es de 21 por 100 mil habitantes. Estos niveles de incidencia están cercanos a los países asiáticos como Corea que tiene la tasa de cáncer gástrico más alta del mundo (aproximadamente 28/100.000), según datos de 2005.

Helicobacter pylori, como agente asociado al cáncer gástrico, es una bacteria compleja por su gran variabilidad genética, que prácticamente infecta a tres de cada cuatro chilenos, según datos registrados de 2007.

 Por eso, para el doctor Venegas es fundamental tener un buen sistema de diagnóstico capaz de evaluar la virulencia de la bacteria “Hacer un seguimiento de las personas que consultan por leves molestias gastrointestinales, darles más importancia y atención, porque a pesar de ser sintomatologías no severas, pueden indicar que hay una cepa que podría estar concretando una infección crónica. Entonces, lo más fácil es hacer un ensayo diagnóstico y ver si la bacteria presenta gran virulencia para erradicarla o desentenderse”.

Lo anterior toma importancia en el contexto que algunos investigadores sugieren que esta bacteria – a pesar de estar vinculada a cáncer gástrico- puede tener un efecto protector frente a enfermedades como el reflujo gastro– esofágico (GERD) o frente al cáncer esofágico. De modo que una buena estrategia es erradicar solo aquellas bacterias que tienen alta virulencia y no eliminarlas indiscriminadamente, más aún, si hemos convivido con ella durante muchos años.

La bacteria se aloja exclusivamente en el estómago del ser humano en la niñez. A través de una infección desapercibida, ya sea transmitida al compartir el chupete, la mamadera u otras vías como los juguetes en el jardín infantil, que van de boca en boca entre los niños. De todas formas, las vías principales de contagio aún no están del todo claras.

 Luego, pasa un tiempo relativamente corto hasta que se manifiestan molestias como gastritis y pueden pasar, incluso,  años en que no hay evidencia de la enfermedad. Y “Eso es complicado porque nadie se hace exámenes de Helicobacter sólo por si acaso. Falta hacer un seguimiento más frecuente para que la población esté atenta si está colonizada por una cepa demasiado virulenta” detalló el Dr. Venegas.

En ese sentido entonces, se explica el enfoque que el equipo encabezado por el Doctor Venegas, le han dado  a este kit diagnóstico. “El poder cuantificar si la cepa virulenta es de cuidado o no. Y, en  paralelo, abordar el problema del desarrollo de  una vacuna (…) yo creo no va a ser fácil, tanto  por la competencia a nivel mundial como por el desafío que en sí representa desarrollar una vacuna contra una bacteria que es tan diversa desde el punto de vista genético, a lo mejor la vacuna que nosotros desarrollemos servirá sólo para la población chilena y no en otros países”.

A pesar de esas consideraciones, ya están insertos en el desafío de crear una posible vacuna contra el Helicobacter pylori. “Todavía faltan algunos detalles para completar la fase pre-clínica. Tenemos alguna evidencia de que nuestros dos prototipos de vacuna no son tóxicos al ensayarlos en ratones, esto en la etapa preliminar. Por tanto, demostrar la ausencia de efecto adverso en los animales es un avance importante. Entonces, esa etapa está casi resuelta, sin embargo, nos falta demostrar la ausencia de efectos adversos en los seres humanos” El paso final es demostrar que la vacunación protege contra la infección bacteriana.

A pesar de lo avanzado del estudio, el doctor Venegas es cauto al señalar que pueden pasar años antes de tener una vacuna, esto porque la bacteria es diversa, a diferencia de lo que ocurre con, por ejemplo, una bacteria más clásica como la Escherichia coli o la Salmonella “Se usan mucho en el laboratorio, tienen un perfil genético ya establecido, el número de genes que tienen dentro de su genoma es estable, uno puede tipificarlas por muchos métodos y no reflejan una variación genética muy grande. Helicobacter pylori en cambio, muta y captura genes de otra bacteria y los acepta como si fueran suyos. Si le sirven los mantiene, sino, los descarta. Entonces esta bacteria tiene herramientas que hacen que toda su composición genética sea variable”.

Por lo anterior,  el trabajo del desarrollo de la vacuna contra el  Helicobacter pylori es complejo, “Hay que escoger con pinzas aquellas proteínas o sus genes que van a servir como antígenos para despertar el sistema inmune, porque si son variables van a servir solamente en el momento y para una determinada  población infectada, y no van a ser vacunas estables, de amplio rango de uso, ni utilizables en el curso de unos años más” sostuvo el Dr. Venegas.

La actualización de las investigaciones en torno a la bacteria Helicobacter pylori, presentada en esta charla entregada por el Doctor Alejandro Venegas,  fue seguida atentamente por profesionales del Instituto de Salud Pública, pero también por representantes de las Universidades de Valparaíso, Finnis Terrae y de laboratorios como Saval, Pasteur y Biosand Farma.