Instituto de Salud Pública

Con la llegada de la primavera comienzan las tan molestas alergias con una serie de manifestaciones como, asma, rinitis, conjuntivitis, dermatitis, urticaria, entre otras. Una forma de combatir esta reacción es con la ingesta de fármacos antialérgicos, los cuales, aun cuando alivian el malestar, pueden causar reacciones adversas, principalmente a nivel neurológico, dermatológico y/o gastrointestinal. 
Entre los fármacos más consumidos para aliviar los síntomas de las alergias encontramos los broncodilatadores, que son un grupo de fármacos que relajan la musculatura bronquial, que al estar contraída por las alergias provoca silbidos, dificultad respiratoria y ahogo. Además, se encuentran los antihistamínicos H1, medicamentos utilizados para los síntomas de las reacciones alérgicas, como la urticaria, la rinitis alérgica y la conjuntivitis alérgica, alergias a alimentos y algunas picaduras de insectos. 
Los antihistamínicos H1 más vendidos en Chile durante el año 2015 fueron: Clorfenamina, Loratadina, Desloratadina, Levocetirizina, Hidroxicina, Cetirizina y Fexofenadina. Estos son fármacos utilizados en general para el tratamiento sintomático de la alergia, pero no consiguen curar la enfermedad, por lo que no es aconsejable tomarlos de forma preventiva. No obstante, dado que son medicamentos cuya condición de venta es con receta médica, se recomienda que el paciente siga las instrucciones entregadas por el profesional prescriptor. 
Durante los años 2014 y 2015, en el Centro Nacional de Farmacovigilancia del Instituto de Salud Pública (ISP) se recibieron 29 notificaciones de sospechas de reacciones adversas asociadas a antialérgicos, las cuales involucraron a pacientes entre 3 meses y 90 años de edad, siendo los más afectados, en su mayoría mujeres (55%).
Las reacciones adversas a medicamentos (RAM), se entienden como una respuesta a un medicamento que es nociva y no intencionada, y que se produce con las dosis utilizadas normalmente en el ser humano. Las reacciones adversas más frecuentemente reportadas por el uso de antialérgicos son: erupción cutánea, somnolencia y sequedad de boca, las que han sido asociadas principalmente  a clorfenamina y loratadina.
Otras reacciones adversas de los antihistamínicos pueden ser sedación y aumento del apetito, además de estreñimiento, visión borrosa con dificultad en la acomodación de objetos y retención de orina, entre otros. La somnolencia y la sedación son inconvenientes más frecuentes con los antihistamínicos más antiguos, como la difenhidramina y la hidroxicina (antihistamínicos de 1° generación). 
“Nuestra recomendación es que los profesionales de salud que recetan estos fármacos deben advertir al paciente que no conduzca, ni maneje maquinaria peligrosa, mientras esté en tratamiento con este tipo de medicamentos. La administración de otros depresores del sistema nervioso central mezclado con alcohol, barbitúricos, hipnóticos o ansiolíticos, pueden potenciar los efectos sedantes de los antihistamínicos”, señaló el director del ISP. 
El ISP registra un total de 154 productos farmacéuticos que contienen como principio activo algún antihistamínico como monodroga; aunque algunos de ellos pueden tener otras indicaciones o, según sus características particulares, estar destinados a usos específicos (por ejemplo, como descongestionantes nasales u oculares).
Si siente que puede estar teniendo una reacción adversa por un antialérgico, la recomendación es dirigirse al centro de salud más cercano y comunicar su sospecha al médico, químico farmacéutico o cualquier otro profesional de la salud. 
Se recuerda finalmente a los profesionales de la salud, que deben notificar al Programa Nacional de Farmacovigilancia del Departamento Agencia Nacional de Medicamentos (ANAMED) del ISP, cualquier reacción adversa a medicamentos de la que tomen conocimiento.  

Con la llegada de la primavera comienzan las tan molestas alergias con una serie de manifestaciones como, asma, rinitis, conjuntivitis, dermatitis, urticaria, entre otras. Una forma de combatir esta reacción es con la ingesta de fármacos antialérgicos, los cuales, aun cuando alivian el malestar, pueden causar reacciones adversas, principalmente a nivel neurológico, dermatológico y/o gastrointestinal. 

Entre los fármacos más consumidos para aliviar los síntomas de las alergias encontramos los broncodilatadores, que son un grupo de fármacos que relajan la musculatura bronquial, que al estar contraída por las alergias provoca silbidos, dificultad respiratoria y ahogo. Además, se encuentran los antihistamínicos H1, medicamentos utilizados para los síntomas de las reacciones alérgicas, como la urticaria, la rinitis alérgica y la conjuntivitis alérgica, alergias a alimentos y algunas picaduras de insectos. 

Los antihistamínicos H1 más vendidos en Chile durante el año 2015 fueron: Clorfenamina, Loratadina, Desloratadina, Levocetirizina, Hidroxicina, Cetirizina y Fexofenadina. Estos son fármacos utilizados en general para el tratamiento sintomático de la alergia, pero no consiguen curar la enfermedad, por lo que no es aconsejable tomarlos de forma preventiva. No obstante, dado que son medicamentos cuya condición de venta es con receta médica, se recomienda que el paciente siga las instrucciones entregadas por el profesional prescriptor. 

Durante los años 2014 y 2015, en el Centro Nacional de Farmacovigilancia del Instituto de Salud Pública (ISP) se recibieron 29 notificaciones de sospechas de reacciones adversas asociadas a antialérgicos, las cuales involucraron a pacientes entre 3 meses y 90 años de edad, siendo los más afectados, en su mayoría mujeres (55%).

Las reacciones adversas a medicamentos (RAM), se entienden como una respuesta a un medicamento que es nociva y no intencionada, y que se produce con las dosis utilizadas normalmente en el ser humano. Las reacciones adversas más frecuentemente reportadas por el uso de antialérgicos son: erupción cutánea, somnolencia y sequedad de boca, las que han sido asociadas principalmente  a clorfenamina y loratadina.

Otras reacciones adversas de los antihistamínicos pueden ser sedación y aumento del apetito, además de estreñimiento, visión borrosa con dificultad en la acomodación de objetos y retención de orina, entre otros. La somnolencia y la sedación son inconvenientes más frecuentes con los antihistamínicos más antiguos, como la difenhidramina y la hidroxicina (antihistamínicos de 1° generación). 

“Nuestra recomendación es que los profesionales de salud que recetan estos fármacos deben advertir al paciente que no conduzca, ni maneje maquinaria peligrosa, mientras esté en tratamiento con este tipo de medicamentos. La administración de otros depresores del sistema nervioso central mezclado con alcohol, barbitúricos, hipnóticos o ansiolíticos, pueden potenciar los efectos sedantes de los antihistamínicos”, señaló el director del ISP. 

El ISP registra un total de 154 productos farmacéuticos que contienen como principio activo algún antihistamínico como monodroga; aunque algunos de ellos pueden tener otras indicaciones o, según sus características particulares, estar destinados a usos específicos (por ejemplo, como descongestionantes nasales u oculares).

Si siente que puede estar teniendo una reacción adversa por un antialérgico, la recomendación es dirigirse al centro de salud más cercano y comunicar su sospecha al médico, químico farmacéutico o cualquier otro profesional de la salud. 

Se recuerda finalmente a los profesionales de la salud, que deben notificar al Programa Nacional de Farmacovigilancia del Departamento Agencia Nacional de Medicamentos (ANAMED) del ISP, cualquier reacción adversa a medicamentos de la que tomen conocimiento.